¿En dónde está la realidad? ¿En lo que quieres ser, en lo que pretendes, en lo que dices o en lo que eres? ¿O en lo que publicas?

Estábamos acostumbrados a no anunciar sobre nuestros planes, a no anunciarlos por el miedo supersticioso a no hacerlos realidad. Estábamos acostumbrados a que nuestras decisiones se supiesen en base a hechos, a sus consecuencias. Nos hemos acostumbrado ahora, a pensar en lo que queremos y decir sin hacer.

No sé qué es peor, si no poder evitar las cosas por no enterarnos antes de ellas, o ver el fracaso de aquellas que se quedan en palabra sin realizar.