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Lisztomanía

Pequeños fragmentos de sonidos entran  en mi cabeza, fluctúan unos segundos y desaparecen. No consigo recordarlos. Si bien es otro tipo de memoria la que hay que ocupar, no logro recordar eso una vez más. Grandes pedazos de música entran a mi cabeza en vigilia. Vigilante, despierto a momentos para escuchar. No recuerdo el momento en que la atención se concentra, estoy olvidando esto sin siquiera recordar. Estoy olvidando todo esto para recordarlo cuando haya pasado un tiempo. Semana tras semana, pequeños sonidos salen de mí, se hacen música cuando pierdo la atención. Es sólo no prestar atención, liberar todo lo consciente, recordar las frecuencias, reunirlas de nuevo. Reunir el leve crepitar de los átomos, no prestar atención, no escuchar a quien habla por fuera, silenciar todo el ruido y cantar. Cantar cuando se acerca el que no tiene más que hacer, proyectar el sonido, sacarlo desde la cabeza, temblar y esconderlo. Ocultar la frecuencia incorrecta, ocultar los recuerdos mal habidos. Ocultar tras el sonido, proyectar silencio.


4 Responses so far.

  1. Anónimo says:

    Pucha, me gustan estos textos vertiginosos, medios crípticos, que sólo el autor sabe más o menos de que van, pero no se que comentar :¬\

  2. Sporella says:

    No importa si no sabes qué comentar, lo importante es que me dejes saber que alguien más que yo está leyendo esto allá fuera.



  3. Anónimo says:

    La vida prepara momentos para todo

  4. Sporella says:

    Me acordé de tí, no sé cómo puedo acordarme de alguien a quien no recuerdo casi, pero me acordé en el sentido de esta presencia constante, que cuando entro acá, me encuentro con estas señales de paso.

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